Una idea para transformar las circunvalaciones en parques fotovoltaicos

No es la primera vez que se presentan ideas innovadoras para transformando las calles en centrales eléctricas. Sin embargo, la idea propuesta porarquitecto sueco Mans Tham es al menos original. Mientras que las soluciones a las que estábamos acostumbrados, de hecho, principalmente (pero no limitado a) el uso de la superficie de la carretera como un medio simple de transportar los rayos del sol y transformarlos en electricidad o producir calor, Mans Tham con su proyecto Serpiente Solar en el Paraíso revoluciona la forma de concebir el camino.



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La Autopista de Santa Mónica es la clásica vía rápida americana, de esas que estamos acostumbrados a ver en la serie de televisión: grandes extensiones de asfalto inundadas por el sol y atravesadas por miles de vehículos al día. El proyecto consiste en la instalación de un túneles de paneles solares que desde arriba hacen que la carretera parezca una enorme serpiente de casi 24 km de largo y 40 m de ancho de media que serpentea desde el centro de Los Ángeles hasta la playa de Santa Mónica, unos 960.000 m2 capaces de producir algo así como 115MW de electricidad, suficiente para atender a los más de 40.000 habitantes de la cercana ciudad de Venecia.

La propuesta de Tham resulta más que válida alternativa aplicable en aquellos áreas urbanas y suburbanas donde por restricciones de espacio las únicas superficies disponibles para la instalación de paneles fotovoltaicos parecen ser los techos de casas particulares, pero donde no faltan grandes vías de circulación que podrían ser utilizadas para el mismo fin.


Además, esta solución tendría otras efectos benéficos: en primer lugar actuando como un escudo a los vehículos que circulan por la carretera de abajo, permitiría un plus uso racional de los sistemas de climatización de los mismos; además, al limitar la acción degradante de la radiación solar sobre el asfalto, se podrá disminuir la costes de gestión y mantenimiento de la propia carretera. Los costos de distribución de energía a los usuarios finales también se pueden reducir significativamente al explotar las características de una planta de energía única.



Finalmente, la ingeniosa idea del arquitecto sueco prevé recoger el CO2 producido en la carretera y transportarlo a través de tuberías especiales dentro de estanques colocados a lo largo de la ruta con la intención de producir biocombustibles, transformando así la incomodidad que puede derivarse de vivir al borde de una carretera muy transitada en un beneficio neto. ¿Utópico? El tiempo dirá…

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